Cultura

Turquía, Grecia y el Mar Egeo: una combinación única

Un viaje es la promesa de otro, y ese otro es la de otro. Y es que en definitiva, el final de un viaje siempre es el principio de otro. O así nos gusta pensarlo. Primero Turquía, luego Grecia, y en medio el Mar Egeo. Dos destinos únicos en una experiencia de viaje única. Con esa premisa partimos.

Turquía y Grecia son tierras con historia, de aguas transparentes, y con gente muy hospitalaria. Conservan las ruinas de las primeras civilizaciones, gozan de paisajes exóticos, y atesoran playas de una belleza indescriptible. ¿Cómo resistirse?

 

Turquía, un destino de ensueño

Quien escucha hablar de Turquía, lo primero que se le viene a la cabeza es el paseo en globo en Capadocia. Sin embargo, y más allá de este increíble viaje en globo que nos propone el destino, Turquía nos ofrece otros tantos lugares mágicos, repletos de historia, y con una singularidad propia. Estambul, por ejemplo. Esta es una de las ciudades más atractivas del lugar, que se encuentra entre Europa y Asia, y cuya ubicación privilegiada la convierte en un sitio exótico, familiar, y sumamente turístico.

Ya sea por sus calles con subidas y bajadas interminables, pobladas de un sinfín de bares y restaurantes, o por su enorme rambla con mezquitas y mercados de especias, o por sus playas de arena blanca y agua turquesa, Estambul merece una estadía de al menos cinco días para poder conocerla por completo.


El Gran Bazar, inmenso

 

Estambul, paraíso de playas y cultura

Bien podría decirse que la ciudad se divide en tres partes que se corresponden con tres pequeñas ciudades dentro de esta gran ciudad. Está el lado tradicional, el europeo y el asiático.

Ahora bien, en el lado tradicional encontramos sitios como la Mezquita Azul, el Palacio de Topkapi, la Iglesia de Santa Sofía, el Gran Bazar, y el Bazar Egipcio con sus clásicos cafés que son siempre acompañados de sus pipas de agua gigantes (también llamadas shisha o narguile). De fondo, siempre se escuchan los cantos y los rezos provenientes de las mezquitas.

Cruzando el puente, llegamos al lado europeo. Está repleto de bares, con pintorescas calles de adoquines, y dentro de sus grandes centros comerciales podemos encontrar casi que cualquier cosa que busquemos: desde los clásicos souvenires, hasta la ropa y los cosméticos más contemporáneos.

Por último, está el lado asiático. Este es una mezcla de las otras dos ciudades. Tiene una amplia oferta de bares y lugares de compras. Se podría decir, incluso, que es el lado universitario, ya que la mayoría de sus pobladores son jóvenes estudiantes.

En medio de estas tres “mini ciudades” se encuentran las Islas Príncipe. Son un grupo de nueve islas, todas extremadamente bellas, que se ubican en el mar de Mármara. La más linda y la que tiene las mejores playas es Kinaliada, la más próxima al lado europeo de Estambul.

La mayor parte de sus playas son privadas, pero si nos aventuramos y caminamos alejándonos del puerto de llegada (unos 20 minutos a pie) podemos encontrar las playas públicas que son bellísimas. Cabe decir que en toda la isla no hay playas de arena, sino de rocas multicolores. El agua es transparente y un poco fría, lo que la convierte en un destino de escape obligado a los días de calor en Estambul.


El Puente del Bósforo une la parte asiática con la parte europea

 

Datos prácticos, siempre útiles

La ciudad de Estambul es conocida por sus grandes festines gastronómicos, por lo cual comer bien en un restaurante no es complicado y cuesta poco. Ocho o diez dólares bastan para almorzar bien. Y a tener en cuenta: debido a la fuerte presencia del islam, generalmente los restaurantes no tienen cerveza ni vino para acompañar las comidas. Así que, si lo que querés es tomar un chop de cerveza o una copa de vino, lo mejor es concurrir a algún mini market o ser parte de la gran vida nocturna de Estambul. A saber: aquí tomar es bastante caro. Un vodka con naranja, por ejemplo, puede que nos cueste 15 dólares, o un shot de tequila nos puede salir unos 5 dólares.

Por otra parte, con respecto al transporte, se puede decir que es bastante amplia la variedad de opciones que tenemos para movernos. Uno encuentra un taxi muy fácilmente, pero ojo, no son tan baratos. Desde el aeropuerto a la parte tradicional de la ciudad (media hora de viaje) un taxi cuesta alrededor de 20 dólares.

También existen dos trenes funiculares (terrestres) que recorren toda la ciudad con un costo único de 1 dólar por ticket, lo cual nos resulta bastante conveniente. Además hay servicio de metro y tren tradicional que nos llevan a casi cualquier parte de Estambul. Su costo varía dependiendo de a donde queramos ir, pero sin lugar a dudas son la opción más barata para recorrer la ciudad.

Hay una quinta alternativa que son los taxis/vans grupales. Estos recorren toda la ciudad y conectan el lado europeo, el asiático, y el tradicional. El costo de este tipo de transporte oscila entre los 2 y 5 dólares.

Los ferrys, por otra parte, son también otra opción. Desde las 7 de la mañana hasta las 12 de la noche salen permanentemente y su costo varía dependiendo de a donde vayamos. Por ejemplo, viajar desde el centro a Kinaliada en las Islas Príncipe nos cuesta alrededor de 3 dólares. Un poco más pintorescos son los tours marítimos que también nos permiten hacer este recorrido, pero son un poco más caros.

Estambul realmente merece la pena ser visitado. Es un destino bellísimo e inesperadamente familiar que nos hará sentir como en casa sin dejar de sorprendernos con sus mágicos lugares y exóticas costumbres.


La ciudad nos ofrece diversas maneras para trasladarnos

 

Grecia, un lugar de historia y naturaleza

Ya lo dijo alguien alguna vez. Viajar primero te deja sin palabras y luego te convierte en un narrador. Y cuánta razón tenía, porque eso es precisamente lo que pasa con Grecia. Es un destino que nos permite apreciar el mundo de una manera distinta, conocer paisajes que solo conocíamos a través de libros de historia e incluso revivirlas y disfrutarlas de una forma especial, mucho más cercana.

Templos, playas, puestas de sol inolvidables, callecitas superangostas y gusto por la buena vida hacen de Grecia y sus islas un destino atractivo para cualquiera. Tiene la perfecta combinación de cultura y valor histórico, playa y descanso, e incluso mucha noche para disfrutar a pleno.

Actualmente, Atenas es la ciudad más grande del país y, por su condición de capital, es el centro principal de la vida económica, cultural y política griega. Visitarla y no recorrer algunas de sus famosas islas sería un gran error. Lo más recomendable en caso de hacer un viaje corto es tomarse un día y una noche para recorrer toda la parte cultural de la ciudad (Acrópolis, Ágora, Partenón) y, por lo menos otros cuatro días para visitar aunque sea dos islas: tres días para asentarse en una de ellas y el cuarto día para pasarlo en alguna otra isla. De esta forma nos iremos de Grecia con ganas de más pero con la sensación de haber conocido un poco de todo.


Grecia maravillosa

 

Atenas, historia viviente

Para hacer el recorrido completo (e infaltable) por la zona arqueológica de Atenas tenemos que tomarnos toda una mañana. Lo primero será conocer el Teatro de Dionisio, que se encuentra en la ladera sur de la Acrópolis. En su momento fue el mayor teatro de la antigua Grecia y hoy es de los pocos restos arqueológicos en los que dejan sentarse en los palcos.

Más adelante, y sobresaliendo en lo alto, podemos adentrarnos en la Acrópolis mismo. Para ingresar tenemos que cruzar la impresionante puerta de Propileos, con columnas enormes que hacen sentir el peso de la historia. A su derecha se encuentra el colosal Partenón y, más adelante y sobre la izquierda, podemos ver el Templo Erecteón (su parte este estaba dedicada a Atenea y su parte oeste a Poseidón y otros dioses mitológicos). Para terminar, podemos visitar el pequeño Templo de Atenea Niké


Vista de la Acrópolis, repleta de historia

 

Otros restos arqueológicos que son infaltables en este recorrido matutino son: el Olimpeón, el Ágora y el Templo de Hefesto que es uno de los mejores conservados de todo este paseo.

Luego de este recorrido podemos almorzar en la zona de Monisteraki, donde hay un sinfín de ofertas gastronómicas. Además, rodeando a estos restaurantes, se encuentran varios lugares ideales para comprar cualquier tipo de souvenir clásico ateniense.

Una vez que hayas terminado de almorzar, lo mejor es perderte en los pequeños caminos que se abren por ahí, donde solo entra una persona caminando.

Casualmente, esta zona tiene también muy buena vida nocturna, al igual que la zona histórica. Otro punto interesante para conocer en la noche es el barrio de Plaka que concentra una gran cantidad de opciones para comer y escuchar música.


Además de mucha historia, Atenas tiene una gran movida nocturna

 

Islas griegas, un bonus track

Cuando disponemos de poco tiempo, tenemos que saber elegir. Las opciones son muchas y lo mejor en estos casos es reservar con anticipación los tickets de avión a las islas. De esta forma tendremos mejores precios e incluso no perderemos tiempo y dinero consiguiendo ferry, que a su vez son más caros que el avión que parte de Atenas a cualquiera de las islas. 

Si lo que buscás es tranquilidad, la mejor opción es Milos. Esta isla nos asegura playas preciosas con atardeceres de ensueño y cenas a la luz de la luna. Como bien se dice, Milos cuenta con la mayor variedad de playas en una sola isla. Y además de playas, la isla cuenta con una animada vida nocturna que se desarrolla sobre sus pequeñas calles: hay lugares para cenar y bailar, aunque son pocos, y otros tantos restaurantes sobre el puerto que, con paredes blancas y mesas al aire libre, resaltan sobre el cielo nocturno estrellado. Pharos, Folegandros y Anafi son otras buenas opciones para descansar.


Milos es una isla paradisíaca

 

Santorini y Mykonos, por otra parte, no necesitan mucha presentación. Son las dos islas más populares de Grecia. Ambas tienen una gran vida nocturna y mucho movimiento turístico. En Mykonos podemos encontrar una gran variedad de actividades, desde comida, cine, música en vivo y discotecas. Santorini, en cambio, es un poco más tranquila. Posee una buena vida nocturna pero sin la superpoblación de Mykonos.

A fin de cuentas, Grecia cuenta con muchas más islas, cada una con su encanto único y no hay una sola que no merezca la pena ser visitada. Sus aguas son espectaculares y entre una isla y otra cambia mucho el color, desde un turquesa claro hasta un azul intenso.

Es imposible no enamorarse de Grecia, con sus islas de aguas perfectas y cenas a la luz de la luna que nos dejarán con ganas de volver a visitarlas.

 

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