Cultura

Nueva Zelanda: 6 pendientes que no esperan

Miles de kilómetros separan Uruguay de Nueva Zelanda. Miles de paisajes. Miles de realidades. Y no puede ser que tantos "miles" nos alejen. Si bien Nueva Zelanda es territorio ajeno y lejano, somos muchos los que morimos por conocerlo, incluso cuando se encuentra a más de 10.000 kilómetros de distancia.

Nueva Zelanda es un país pequeño que está formado por dos islas que en total tienen unos cuatro millones de habitantes. Se ubica entre el mar de Tasmania y el Océano Pacífico y, aunque hoy lo conocemos sobre todo por amigos de amigos que se van a estudiar o trabajar, Nueva Zelanda es un destino perfecto para vacacionar; y es por eso que hemos armado una lista de pendientes para cuando alguien quiera viajar a Nueva Zelanda.

 

6 pendientes que no esperan

1. Animarse al mountain bike en Rotorua.

Rotorua es una pequeña ciudad en la Isla Norte de Nueva Zelanda que destaca, sobre todo, por contar con más de 90 km. de caminos perfectamente acondicionados para practicar ciclismo de montaña de primer nivel. También se la conoce por el intenso olor (poco agradable) que desprenden sus parques geotérmicos pero, más allá de eso, lo mejor es animarse al deporte aventura que propone.

No importa si se es aficionado o experto, el lugar cuenta con caminos en diversos bosques frondosos con distintos niveles de dificultad, cosa que todos puedan disfrutar de esta aventura.

El bosque Whakarewarewa de Rotorua (imposible de pronunciar) es el escenario perfecto para calzar un buen par de championes y, bici en mano, pedalear durante horas entre secoyas californianas y arbustos nativos. En el camino se puede disfrutar de increíbles puntos geotérmicos, géiseres explosivos, volcanes de vapor y barro que burbujea.

Otro atractivo de esta ciudad es que aquí se vive muy de cerca la cultura maorí, por lo que se puede tener contacto con su gastronomía y shows, algo único. El mejor lugar para empaparse de su cultura es Ohinemutu, un pueblo maorí que se ubica en la orilla del Lago Rotorua.


Foto extraída de www.richjohns.com

 

2. Visitar las cuevas luminosas de Waitomo.

Indescriptible. Inborrable. Increíble. Así se describe la experiencia de ver de cerca las cuevas de Waitomo, en la región de Waikato, en la Isla Norte de Nueva Zelanda (a dos horas de Rotorua). Lo lindo de este lugar es que no son simples cuevas, sino que tienen algo que las vuelve mágicas: insectos luminosos que alumbran el techo, brindándole al espectador un espectáculo increíble. Quizá no suene tan emocionante, pero lo cierto es que en medio de la oscuridad ver lucecitas que brillan alrededor es una fiesta para los sentidos.

Este conjunto de cuevas tienen más de dos millones de años y se puede conocer a través de un tour a pie o en bote. Sin duda es una experiencia recomendable. ¡E incluso hay quienes se animan a descender en rapel o tirolesa!


Foto extraída de www.glowing.co.nz

 

3. Recorrer el volcán Tongariro.

Quizá no lo conozcan por este nombre, pero de seguro lo han visto más de una vez, por lo menos los amantes de "El Señor de los Anillos", y es que en los alrededores del volcán Tongariro se filmaron varias escenas de esta trilogía.

Este famoso volcán, hoy activo, se ubica en la zona volcánica de Taupo, en la Isla Norte, dentro del Parque Nacional de Tongariro. Allí se puede hacer trekking y senderismo durante todo el día, e incluso existe la posibilidad de hacer travesías de más de un día. Para recorrer el volcán, lo mejor es levantarse temprano en la madrugada porque el camino es largo y la jornada se termina recién cuando cae el sol. Eso sí, es toda una aventura y se debe estar preparado para enfrentarla.

El paisaje alterna entre escenarios agrestes y lunares, logrando que se vean cráteres, lagos volcánicos y fumarolas. Algo bastante inquietante. También hay lagos de colores increíbles, tierras que desprenden vapor y cascadas de agua. ¡Una cosa impresionante!


La zona de Tongariro, un espectáculo increíble de ver

 

4. Atravesar la Isla Sur en tren.

Quien fue a Nueva Zelanda sabe que uno de los mejores paseos que se pueden hacer es el de recorrer la Isla Sur en tren. Se trata de conocer la isla de un modo diferente, de tener un panorama mucho más global, de ver un poco de todo. ¿Y cómo se logra? A través del TranzAlpine, que pasa por los Alpes del Sur, entre Christchurch y Greymouth, y atraviesa la isla, de una punta a la otra.

Lo bueno es que si se sale temprano un día alcanza para hacer este viajecito que regala paisajes preciosos: ríos cristalinos, picos nevados, valles de colores, y misteriosos túneles.


Vista desde el interior del TranzAlpine

 

5. Navegar en el fiordo de Milford Sound.

Milford Sound es un estrecho situado en la costa oeste de la Isla Sur, dentro del Parque Nacional Fiordland, sobre el mar de Tasmania. Uno se asombra de solo verlo en fotos y jamás imagina conocerlo de cerca, pero llega la hora y la realidad supera la imaginación. Los acantilados del fiordo son algo indescriptible: de una altura que roza las nubes, con cascadas de hasta 1000 metros que, si se tiene suerte, el agua salpica las caras.

Se pueden realizar excursiones en barco, e inlcuso los más aventureros pueden atreverse a salir en kayak, o bucear y volar. También se pueden hacer recorridos nocturnos, que da al turista otra perspectiva aún más mágica.

En el agua, fácilmente se pueden divisar pinguinos, leones marinos y delfines que, si se combina con el surrealismo de los acantilados, obtenemos una imagen perfecta: de pura paz, naturaleza y vida.

Y para los cinéfilos va un dato curioso: muy cerca de Milford Sound se rodaron algunas escenas de "Argonath" en "El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo", por lo que no pueden dejar de ir.


Milford Sound, deslumbrante

 

6. Hacer bungee jumping en Queenstown.

Queenstown es una ciudad que lo tiene todo, para todas las edades y para todos los gustos. Destaca, sin embargo, por contar con los puntos más altos para hacer bungee jumping. En Nueva Zelanda este es el deporte por excelencia, y sobre todo aquí en Queenstown, capital del deporte aventura.

Se puede practicar desde decenas de puentes y lugares especialmente acondicionados, y siempre acompañados de paisajes increíbles. Aquí se realizó el primer salto del mundo (en el puente Kawarau, a 43 metros de altura) y hoy cuenta con uno de los lugares más altos para practicar este deporte, con 134 metros de altura (The Nevis Bungy). ¡Ideal para terminar con mucha adrenalina un viaje que lo tiene todo!


El puente Kawarau, desde donde todavía se hace bungee jumping 

 

Y otros pendientes que no pueden faltar en ningún viaje son: comer algo típico, conversar con nativos, tomar cuantas fotos se puedan y, en este caso en concreto, ver jugar a los All Black… Y claro: ¡ya empezar a planear el siguiente viaje! ¡Aventurate y conocé Nueva Zelanda!

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