Arquitectura

Escandinavia: tres países, un paraíso

Hay lugares con los que de seguro nunca soñamos. O porque se encuentran tan lejos que ignoramos qué tanto tienen para ofrecer, o porque creemos que el paraíso solo se encuentra en el cielo. Lo cierto es que en el mundo hay lugares tan bellos que nos resultan difíciles de imaginar, e incluso, cuando estamos allí, no lo podemos creer. Tal es mi caso. Nunca soñé con visitar Escandinavia y, sin embargo, nunca me llevé tan grata sorpresa: su belleza avasallante, su naturaleza desbordante, su gente amable, sus ciudades modernas, su todo.

Escandinavia es la región geográfica del norte de Europa que se compone de Noruega, Suecia y Dinamarca -aunque hay quienes dicen que también la integran Finlandia e Islandia-, y cada uno de estos lugares merece la pena ser visitado (y disfrutado). ¿Qué tienen en común los tres países escandinavos? Que sus habitantes hablan una lengua propia, la escandinava, entre otras cosas.

 

Y si todavía tenés dudas acerca de si valdrá la pena ir o si será más de lo mismo, aquí te damos unas cuantas razones de por qué vale la pena el viaje.

 

1. Fenómenos naturales.

En Escandinavia la naturaleza se expresa de forma sorprendente e increíbles fenómenos naturales se hacen presentes. Podemos ver la Aurora Boreal, el Sol de Medianoche y las Noches Polares. La Aurora Boreal, por ejemplo, podemos verla en el norte de Noruega, y especialmente en invierno. Es un espectáculo único, de esos que pocas veces en la vida vamos a poder experimentar, una maravilla para los sentidos.


Foto tomada a una Aurora Boreal en Noruega

 

2. Naturaleza.

Pocos lugares en el mundo reúnen tanta variedad de paisajes. Y es que Escandinavia es el sitio perfecto. Aquí podemos disfrutar de los fiordos noruegos, asombrarnos de los glaciares inmensos, perdernos en sus preciosos bosques y disfrutar del silencio ensordecedor de sus lagos eternos.

Para conocer los fiordos noruegos lo mejor será tomar algún barco y hacer el recorrido desde el agua, así obtenemos una perspectiva distinta de la clásica que es la que tenemos por carretera. Incluso existe la posibilidad de navegar en kayak, algo inolvidable.

Eso sí, hay más de mil fiordos en Noruega, así que tendremos que elegir cuáles visitar. Los más emblemáticos son el Nærøyfjord, el Sognefjord, el Lysefjord y el Geirangerfjord. ¡Obras de arte de la naturaleza!

Además, cada uno de los estados tiene su propio parque nacional y siempre se hacen excursiones por el día, lo cual es un buen plan para quienes nos gusta conocer la biodiversidad de cada lugar que visitamos.


Descubriendo el Sognefjord

 

3. Vida al aire libre.

El principal encanto de esta región es su naturaleza tan diversa (o por lo menos el “principal encanto” para mí), y por eso, lo mejor que podemos hacer es aprovecharla al máximo. Pero no me refiero únicamente a disfrutarla, sino a practicar deportes al aire libre, es decir: vivirla bien de cerca. Podemos hacer, por ejemplo, esquí, canotaje, senderismo, ciclismo o incluso acampar.

Estocolmo, por ejemplo, es la capital de Suecia y como está situada en un grupo de islas, lo mejor que podemos hacer para obtener un panorama general es recorrerla en barco, algo diferente.

Y ni que hablar de Noruega, que con sus paisajes perfectos nos invita a practicar casi que todo tipo de deporte al aire libre.


Estocolmo, siempre preciosa

 

4. Ciudades.

Durante el viaje por toda la región escandinava, logramos visitar ciudades de lo más atractivas y diferentes: la vibrante Oslo en Noruega, Estocolmo, vanguardia en Suecia, y la capital romántica de Dinamarca, Copenhague.

En mi opinión, la más linda es Copenhague. Claro que depende de cada uno, pero lo cierto es que esta ciudad enamora. Uno puede alquilar una bicicleta y recorrerla, respirar su aire mientras pasea por alguno de sus canales, degustar su clásico smørrebrød, e ir de compras por Stroget, la zona peatonal de compras más grande de toda Europa. También podemos visitar el Nihavn, que funciona como “puerto patrimonial”, repleto de casas coloridas, y de restaurantes y hoteles de colores brillantes. Aquí de seguro podrás obtener la clásica postal de Copenhague.


La clásica postal de Copenhague

 

5. Vida cultural.

Cada país, cada ciudad y cada rincón de toda Escandinavia propone miles de planes. Aquí la vida cultural es intensa y cada día podemos elegir qué hacer: visitar un museo, asistir a un espectáculo, o conocer alguno de sus cientos de monumentos.

En Noruega, por ejemplo, podemos dividir nuestro tiempo entre el Palacio Real, el parque de Vigeland, el ayuntamiento, y el museo de barcos vikingos. Todo en Oslo, así nos es más fácil movernos de un sitio a otro.

En Suecia los infaltables son el Palacio Real, uno de los más grandes de Europa, la Ópera Nacional, el Museo Vasa, la sencilla Catedral de Estocolmo, y el más antiguo mercado gourmet de toda la capital sueca: el Ostermalm’s Saluhall.

Y en Dinamarca, hay cuatro sitios declarados Patrimonio de la Humanidad, que bien pueden servirnos de guía para decidir qué visitar: las colinas de tumbas paleolíticas, las ruinas y la iglesia de Jelling, la catedral de Roskilde y el castillo de Kronborg en Helsingør.


El inmenso Palacio Real de Estocolmo, en Suecia

 

Ahora bien, prepará la valija -con mucho abrigo, porque en el norte el frío es realmente frío- ¡y dejate fascinar por una Escandinavia que te dejará sin aliento! 

 

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