Asia / Turquía

Turquía y Dubái: la magia de Oriente en un solo viaje

Quien haya visto la segunda película de la trilogía “Búsqueda Implacable”, protagonizada por Liam Neeson y rodada en Estambul, seguro quedó con las ganas fijas de viajar a Turquía. Otros tantos viajes a ese país habrán surgido a partir de la telenovela turca “Las mil y una noches”, seguida por miles de uruguayos. ¿En mi caso? Desde chica soñaba con descubrir el exotismo de esas culturas tan lejanas, de esas ciudades con tantos milenios de historia. Cuando me convencí de emprender el viaje, también incluí en la ruta a Dubái, otro de esos grandes destinos que hay que conocer para sentirse ciudadano del mundo.

 

Turquía: Llegando al paraíso en tierra

El país turco se extiende entre Asia y Europa. Debido a esta ubicación estratégica, a lo largo de la historia fue escenario de muchas batallas. La mía, en particular, fue la de poder visitar la mayor cantidad posible de ciudades en mi tiempo disponible, que era solo de tres semanas. Y es que este país esconde tesoros incontables. El desafío es tratar de conocerlos todos: desde el agua turquesa de Pamukkale hasta los bazares interminables de Estambul y el despliegue cultural de la capital, Ankara. Y por supuesto, haciéndose unos días para explorar la impresionante región de Capadocia. 

Eso sí, para disfrutar al máximo del paseo es importante manejar el inglés (nivel básico aunque sea) o viajar con alguien que lo domine, ya que la mayoría de los habitantes hablan turco y no muchos de nosotros, los extranjeros, sabemos este idioma. 

Si te preguntás por el presupuesto, ya en el primer día de mi estadía noté lo accesible que es comer, beber y dormir en Turquía. Hay una enorme variedad de opciones y siempre habrá alguna que se ajuste a nuestro perfil y economía. Los precios de los paseos turísticos, sin embargo, no son tan baratos, pero son tan impresionantes que lo valen, además de que el aporte de un guía es fundamental para conocer a fondo una cultura tan distinta a la nuestra. Es cuestión de buscar y encontrar la mejor oferta.
 
Otra recomendación: pensarlo dos veces antes de alquilar un auto. El precio del combustible aquí es uno de los más caros del mundo y en definitiva hay muchas otras opciones de transporte: taxi, tranvía, ómnibus, metro, más otras posibilidades que te ofrecen los locatarios. Ahora bien, con comida, bebida y transporte solucionados: ¿dónde ir?
Viaje a Turquía - Géant Travel
Aldea antigua en la región de Capadocia 

 

ESTAMBUL, CIUDAD MILENARIA

No hay visita a Turquía sin pisar Estambul. Esta ciudad resulta fascinante desde la primera pisada. Es inmensa, superpoblada, cosmopolita e increíblemente mágica. Uno no sabe en qué detener la mirada, porque todo merece nuestra atención. Cada detalle arquitectónico, cada color decorando las calles, cada poblador que nos mira con rostro interrogante. Sus paredes, sus maneras, su idioma, todo es nuevo y desafiante.

Estambul es, al día de hoy, una de las capitales europeas de la cultura y bien le hace honor a esta mención. Sus zonas históricas fueron incluso declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. Turquía fue parte de los Imperios Romano, Romano de Oriente, Latino y Otomano, por lo que alberga historia en cada uno de sus rincones.

Estambul, Turquía - Géant Travel
Fascinante Estambul 

 

Uno de los primeros sitios que aparece en las guías es el Palacio de Topkapi, antiguo centro de poder del Imperio Otomano, repleto de patios, jardines, historia y un gran tesoro de la época bizantina. Eso sí, paso el aviso: las filas para poder ingresar son larguísimas. También hay que visitar la Iglesia de Santa Sofía, que se considera la octava maravilla del mundo, situada en el punto más alto de la ciudad. Es increíble que casi mil quinientos años después de su construcción aún siga en pie. Aquí hay que detenerse un buen rato a observar bien, tanto su belleza interior como el panorama exterior.
 
La Mezquita Azul también es un paseo obligado. Es uno de los monumentos más significativos del mundo islámico y dado que en Turquía la mayoría de sus habitantes son musulmanes, es importante respirar su aire para conocer y comprenderlos un poco más. Para ingresar, las mujeres debemos cubrirnos la cabeza y las piernas, al igual que las musulmanas, en señal del respeto al entorno religioso (si no llevás pareo, en la entrada de las mezquitas te los prestan). Más allá de los credos de cada uno, es una experiencia espiritual inolvidable.
 
Transitando la ciudad hay muchísimos lugares para visitar: palacios, mezquitas, monumentos, museos, catedrales y parques, cada uno más increíble que el anterior. Recuerdo cómo me sorprendí en el primer paseo, cuando de repente se escuchó por toda la ciudad la alarma del rezo. Todos los hombres se descalzaron y, en dirección a la Meca, comenzaron sus oraciones; mientras que las mujeres se concentran en otros espacios retirados para orar. Los comercios cierran especialmente para el rezo. Es uno de los momentos más impresionantes de la vida en esta ciudad, tan cosmopolita y milenaria a la vez.
La Mezquita Azul, uno de los templos más importantes de Turquía
La Mezquita Azul, uno de los templos más importantes de Turquía 

 

LOS BAZARES

Uno de los paseos que más me descontracturó (y donde encontré casi todos los souvenirs para la vuelta) fue recorrer el Gran Bazar y dejarme llevar por la enorme oferta de productos que nunca había visto en otro mercado. Lamparitas hechas con vidrios de colores, pulseras, los ojitos azules de la suerte, vajilla típica y pipas decoradas a mano, alfombras persas, almohadones, telares, piedras preciosas…

En el Bazar de las Especias vi y olí los condimentos y hierbas más exóticos del planeta. Desde hace milenios Turquía es muy famosa por sus especias; y por eso hay que estar preparado para los sabores fuertes de las comidas tradicionales.

Hay que evitar, sin embargo, a los vendedores ambulantes que son especialmente insistentes, y también tener buen ojo al momento de comprar, porque es muy común la venta de imitaciones. Y otra cosa: ¡regateá! Es costumbre y se consiguen buenos precios. Incluso muchos vendedores ofrecen té –la infusión omnipresente- para congeniar la mejor compra.

Lamparitas turcas en el Gran Bazar de Estambul
Lamparitas turcas en el Gran Bazar de Estambul 

 

LA NOCHE SOBRE EL BÓSFORO

Un lindísimo paseo para hacer mientras cae la noche es navegar el río Bósforo que separa la parte europea de la asiática, mientras un guía nos va explicando las diferencias en las construcciones y nos va envolviendo el panorama de las mezquitas y casas iluminadas. Tras bajar del barco, nos dirigimos a Beyoglu, un distrito de Estambul donde hay buena movida nocturna: sitios para ver espectáculos, cenar, beber y bailar. En mi caso elegí  lugares donde pasaran jazz, pero la oferta es enorme.
 
Hay lugares diminutos y otros muy ostentosos, por lo que hay que tener cuidado con los precios, que también varían. Las discotecas, por ejemplo, abren temprano y cierran, como muy tarde, a las cinco o seis de la mañana. Si estás con el cansancio de las caminatas diurnas, una opción imperdible es tomar té (el de manzana es delicioso), pedir un dulce típico y fumar narguile aromático en alguna de las teterías de Tophane.
Río Bósforo - Géant Travel
Navegando el Bósforo cuando cae la noche

 

CAPADOCIA: ENTRE GLOBOS Y CIUDADES SUBTERRÁNEAS

Qué decir de Capadocia. Nunca había visto algo así en mi vida, y eso que me lo habían advertido. Una inmensa zona seca, con una formación geológica  única en el mundo, producto de la erupción de volcanes. Muchos se refieren a este lugar como un sitio de “paisajes lunares”.

La denominación que más me gusta es “las Chimeneas de Hadas”, dada por la forma cónica de sus elevaciones (tobas), similar a los sombreros de las hadas, y las cenizas volcánicas que recubren el suelo. Y sí, hay algo de sobrenatural y fantástico en este lugar.
Capadocia - Géant Travel
Las tobas o "chimeneas de las hadas" 

 

Capadocia es un lugar que se puede disfrutar en la superficie, volando o bajo tierra. Hay que calzarse un buen par de championes para recorrer el Valle Rojo y el Valle de Goreme, donde hay iglesias de los siglos X y XI, y la pintoresca aldea de Uchisar, con su impactante castillo en la cima. Zona de guerras históricas, Capadocia guarda muchas ciudades subterráneas con museos entre los pasadizos y cuevas; e incluso hay alojamientos que quedan bajo tierra. Otro interesante paseo es la visita a la fábrica de alfombras: allí pude ver todo el trabajo artesanal; meses hilando para hacer las alfombras más bellas del mundo.

Para salir a la luz de nuevo, nada mejor que un viaje en globo, compartiendo el paisaje aéreo con cientos de globos de colores que sobrevuelan la región. Fue de las mejores vivencias de todo el viaje. Subimos en la madrugada, para ver el amanecer desde arriba. Tras una hora de vuelo, el piloto nos enseña a aterrizar. Es tradición, en tierra, brindar con champán (¡a las ocho de la mañana brindando!), mientras el piloto va llamando a cada pasajero por su nombre para entregarle un diploma personalizado de que voló con él.

Capadocia - Géant Travel
Así se ve Capadocia desde arriba 

 

PAMUKKALE: EL CASTILLO DE ALGODÓN

Pamukkale, ¡qué lugar! No me voy a olvidar nunca de su agua transparente sobre las laderas blancas, de su aspecto similar al de un "castillo de algodón” (eso significa su nombre en turco), del calorcito que desprende su agua termal, del panorama completamente surreal.

Recomiendo especialmente ver un amanecer o un atardecer allí, es una postal que seguro  nunca olvidarás. Yo aún hoy, sin haber registrado ese momento (porque se me había roto la cámara esa misma mañana), recuerdo el olor del lugar y las tonalidades de esa puesta de sol.

Pamukkale, Turquía
Vista del atardecer en Pamukkale

 

DUBÁI: LA CIUDAD DE LOS RÉCORDS MUNDIALES

El rato de vuelo de Estambul a Dubái es como un abrupto salto en el tiempo. La ciudad de Dubái deslumbra desde el principio con su arquitectura futurista, su vértigo, su gran multiculturalidad. Pisé su suelo siendo turista y enseguida caí en la cuenta de que la mayoría de sus habitantes lo habían sido, por lo menos en un principio, aunque ahora su vida estuviese allí.

Es una ciudad y un país (uno de los siete Emiratos Árabes Unidos) que poco a poco se construyó sobre los hombros de personas extranjeras, la mayoría de origen asiático. En contraste con las culturas milenarias de la región, la ciudad tiene apenas unos cincuenta años.
Dubai - Géant Travel
La impresionante skyline de Dubái 

 

UNA EXPERIENCIA DE OTRO MUNDO

Si de verdad prestás atención a cada rincón del emirato vas a encontrar todo interesante. Y no solo su cultura y su gente. Dubái tiene desierto, tiene dunas y tiene montañas. Tiene épocas de intensos calores (algunas paradas de ómnibus incluso tienen aires acondicionados, ¡imaginate!) y épocas de mucho frío, pero la mayoría de los días son soleados. Si vas en época de calor, vas a poder disfrutar las playas turquesas sobre el Golfo Pérsico, sobre todo en la zona de Jumeirah, donde se instalan esos hoteles raros y caros que enloquecen a los arquitectos.

Playas de Dubai
Lujo y mar en la costa de Dubai

 

Después de un buen día de playa, se pueden saciar las ganas de comprar en la gran cantidad de centros comerciales. Aquí, al igual que en Estambul, se regatea. Y aunque no te guste tanto ir de compras, hay que conocer el el Dubái Mall, el más grande del mundo. Inmenso. De verdad. Tiene tres pisos y más de 1.200 tiendas. Ni en un día entero podés llegar a recorrerlo todo.Incluso tiene un acuario dentro y una fuente enorme.
 
¿Qué más tiene Dubái? Muchas otras marcas mundiales. El hotel más lujoso del mundo. La pista para esquiar bajo techo más grande del mundo. La fuente más grande del mundo (que hay que ver en funcionamiento porque te pone, instantáneamente, la piel de gallina). El edificio más alto del mundo (y ver desde ahí el anochecer, ¡wow!). ¡Hasta andar en metro tiene su encanto en Dubái! Es pura tecnología: son fáciles de usar, hay buena señalización y funcionan excelentemente. Los taxis tampoco son caros por lo que el transporte no es problema. Incluso caminando te sentís segura, punto importantísimo para quienes viajan solos.
 
Para completar la experiencia y vivir otro momento de contraste absoluto, hay que salir de la ciudad en un safari por el desierto que rodea al emirato. Al atardecer, entre las dunas, fogones y danzas del vientre, un campamento árabe nos invita a sentimos como uno de los cuentos de Sherezade. Y nada nos encantaría más que vivir ese instante por Mil y una Noches. 
Desierto de Dubai - Géant Travel
Un safari en el desierto árabe 

 

 

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