América del Sur / Brasil

Gramado y Canela: la cara “invernal” de Brasil

¿Cómo, invierno en Brasil? ¿Vacaciones con buzo de lana y chocolate caliente en el país tropical? ¿Nada de playa? No, nada de playa, pero no por eso un viaje con menos magia. Nuestro vecino norteño es tan increíblemente variado que también tiene destinos que bien podrían estar enclavados en los Alpes suizos, pero que están acá cerquita, en Rio Grande do Sul. No muchos han oído hablar de Gramado y Canela, pero a quienes han viajado a Porto Alegre seguro les habrán recomendado dedicar un día de excursión en la Serra Gaúcha para conocer estas dos localidades, situadas apenas a ocho kilómetros entre sí.

Están avisados: un día no es suficiente. Lo que mucha gente hace es instalarse en Gramado y desde allí visitar Canela y los alrededores, ya que ambos comparten muchas atracciones naturales en su entorno. También es posible hacer a la inversa y alojarse en Canela. Lo más recomendables es tomarse un par de días para conocer bien ambos lugares y dejarse llevar sin prisas por el encanto peculiar de las sierras.

 

Gramado

El propio nombre del lugar, “pasto” en portugués, nos insinúa algo de lo que veremos al llegar a Gramado: verde, mucho verde. En las plazas, en los parques, en los jardines de hortensias. Las callecitas suben y bajan, contorneando los relieves de la geografía privilegiada del Valle do Quilombo.

El portal de ingreso por la ruta nos recibe con la arquitectura montañesa europea que luego veremos en las casas y que le da un sello único a Gramado, por el cual se la suele denominar “la Suiza brasilera”. Acá se da la combinación perfecta entre el ritmo pausado de un pueblo de montaña (sobre todo en comparación a las grandes ciudades a las que Brasil nos tiene acostumbrados) y una infraestructura completísima: hoteles típicos, restaurantes de primer nivel, boutiques y agencias para irse todo un día en un tour de aventura.

 

¿Qué no podemos perdernos durante nuestra estadía en Gramado?

Pasear por la Avenida Borges de Medeiros: Un paseo por esta animada avenida –la principal arteria de la ciudad- es suficiente para empezar a sentirse a gusto en Gramado. La arquitectura típica, los faroles y los canteros centrales nos introducen en el paisaje incomparable del lugar, y las tiendas de souvenirs (artesanías en cuero, cristalería, chocolates finos) la convierten en un paseo de compras esencial para los turistas. Paseando por la avenida encontramos la concurrida Plaza Major Nicoletti, la Iglesia Matriz con sus vitrales preciosos, y el Palacio dos Festivais, un lindo edificio de estilo colonial donde se hace todos los años el famoso Festival de Cine de Gramado.


La Avenida Borges de Medeiros, preciosa para caminar

 

Seguir paseando por la Avenida de las Hortensias: Como podrán adivinar, esta hermosa calle debe su nombre a las flores que caracterizan la ciudad. Lo mejor de la Avenida de las Hortensias es el Mirador del Valle do Quilombo, a más de 850 metros de altura, que nos regala una postal inolvidable del viaje.

Visitar la Iglesia do Relógio: Esta iglesia pertenece al culto luterano y de hecho se encuentra sobre la calle Martín Lutero. Tiene un reloj muy representativo y, como no podría ser de otra forma, está rodeada de hortensias que le dan una visual muy atractiva a la fachada.

Entretenerse en la Calle Madre Verónica: También conocida como “Rua Coberta”, es una calle techada que une a la Avenida Borges de Medeiros con la calle Garibaldi. Ideal para pasear si nos toca un día de lluvia, esta calle concentra locales gastronómicos de primer nivel y tiendas para distraerse largo rato. De noche, la Rua Coberta es el mejor punto para salir a tomar algo, ya que suele haber bandas en vivo en los distintos pubs que se concentran allí.


Foto de Rua Coberta, extraída de www.frispit.com.br

 

Canela

La vecina pequeña de Gramado comparte ese estilo sofisticado de resort alpino, pero en un entorno mucho más tranquilo. Las casitas, las tiendas, los hoteles y restaurantes, todo está tan perfectamente ambientado que parece que transitáramos un pueblo de muñecas.

 

¿Qué visitar en Canela?

La Catedral de Pedra: Es una impresionante iglesia de estilo gótico, elegida en 2010 como una de las siete maravillas de Brasil. Cuando la vemos de noche, con sus torres iluminadas, entendemos la razón.


Foto de La Catedral de Pedra, extraída de thousandwonders.net

 

Castelinho Caracol: El “Castillito” de Canela es una casona de estilo inglés con más de un siglo de historia. Fue una de las primeras residencias de la localidad y hoy alberga un museo con varios objetos de la época y un salón de té para probar algunas de las delicias típicas de la zona.


Foto extraída de www.panoramio.com

 

Hacia la aventura

En los alrededores de Canela, los grandes parques de araucarias, cruzados por ríos rápidos y cascadas, les dan a los aventureros la dosis justa de adrenalina (y a los que nos contentamos con unas buenas fotos, nos regala paisajes de ensueño).

Cascada del Caracol: Entre la vegetación del bellísimo Parque do Caracol, se impone esta cascada de 130 metros de altura. Verla es uno de los paseos obligatorios si estamos en Canela, ya sea tomando un “bondinho” (el teleférico, más que recomendable) o desde el mirador del parque.


Cascada del Caracol, inmensa

 

Parque da Ferradura: La enorme herradura que forma el río Caí entre la densidad de los árboles le da nombre a este parque situado a unos quince minutos de Canela. Tiene tres miradores para contemplar la naturaleza, senderos ecológicos para descubrir la fauna y flora del lugar y varias cascadas entre los arroyos.

Alpen Park: Los que viajan con chicos tienen que destinar un día a divertirse en este enorme parque temático, que nos transporta a una aventura alpinista entre montañas rusas, trineos, tirolesa y trips en cuatriciclo.


Foto de Alpen Park, extraída de www.sequoias.com.br

 

Lugares de buen comer

Cuando preguntamos a alguien sobre lo que más le gustó de Gramado y Canela, seguramente coloque a la gastronomía en lo alto de su lista. En ambas localidades tenemos para elegir un sinfín de restaurantes, confiterías y bistrós que hacen honor a la cocina francesa, suiza, italiana y alemana de sus raíces. Aquí se sirven las mejores fondues fuera de Francia y el segundo mejor chocolate de Sudamérica (después de Bariloche); con el agregado gaúcho de la carne asada, una tradición que compartimos con el sur brasilero, y que se puede probar en varios rodizios.

Y aunque todos los hoteles sirvan desayunos deliciosos, no hay que perderse la oportunidad de probar un verdadero café colonial en alguno de los restaurantes tradicionales de Gramado y Canela. Estos desayunos pueden durar horas: son interminables las mesas de quesos, fiambres, tartas y panes para servirse, como para empezar el día con toda la energía para las caminatas que se vienen. 

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