Mis primeras impresiones de Tailandia fueron en su capital, Bangkok. Y es una buena introducción: todo allí es asombroso. La arquitectura es una explosión de colores brillantes, entre figuras de animales mitológicos, vegetación frondosa, imágenes sagradas de Buda, fotos de los reyes en las esquinas y templos espectaculares. Antes de dirigirse a las islas prístinas del sur o explorar los territorios montañosos del norte, hay que hacerse unos días para pasear por Bangkok, una de las ciudades más excéntricas e interesantes que visité en el mundo.
Bangkok alberga alrededor de 400 templos. Nos pasaríamos semanas recorriendo todos, pero hay algunos imperdibles:
- El Templo del Buda Dorado (Wat Traimit), con su escultura de más de cinco toneladas de oro macizo. Está en el barrio de Chinatown.
- El Templo del Buda Recostado (Wat Pho), con una increíble estatua de 46 metros de largo.
- El Templo del Buda de Esmeralda (Wat Phra Kaew), una de las imágenes más veneradas del país. Su capilla es parte del paseo por el complejo del Gran Palacio.
- El Templo del Amanecer (Wat Arun), al otro lado del río Chao Phraya, uno de los más importantes de la ciudad con su pagoda de casi 80 metros de altura.
Los últimos tres pueden visitarse a pie o en un tuk tuk (moto-taxi típico de Tailandia), ya que están muy cerca entre sí.
Y para hospedarse, tomar algo, ver música en vivo, salir a bailar, comer, encontrar agencias de turismo, masajes tailandeses y todo lo que un turista pueda necesitar, el mejor lugar es Khao San Road. Se trata la calle más famosa de Bangkok y el epicentro de los visitantes. El nombre de la calle se extiende a toda la zona circundante, donde abundan bares y restaurantes, además de comida callejera típica como escorpiones y extraños insectos que nunca imaginarías que se comen. Tranquilos, también hay comida más común pero igualmente tradicional como el conocido y delicioso Pad Thai.
La vida nocturna es muy animada en la Khao San Road. Especialmente recomiento el Happy Bar, un pub que visité varias veces, donde siempre hay buen ambiente y música en vivo. Llama la atención por su decoración ecléctica, que combina desde pósters de Bob Marley hasta globos orientales. Ideal para sentarse a charlar y tomar una cerveza con locales y viajeros.
Una de las cosas que más me llamó la atención de Bangkok es su infinidad de mercados. El mejor para mí fue Chatuchak, uno de los más famosos y grandes el mundo, que se hace solo los fines de semana. Se puede encontrar absolutamente de todo: ropa, telas, cerámicas, artesanías, antigüedades, libros, piezas de arte y hasta mascotas. Lo que busquen, y más también. Tiene además restaurantes y lugares para salir a la noche.
Otro mercado muy conocido y auténtico es Chinatown, donde se venden productos muy baratos en grandes cantidades. Chinatown queda cerca de Khao San Road y de la estación de tren Hua Lamphong, en la parada de metro del mismo nombre.
Degustar la comida tailandesa es un viaje en sí mismo. No por nada es una de las cocinas más reconocidas del mundo: sus sabores únicos sorprenden y encantan, sobre todo cuando empezamos a habituarnos a la riqueza –e intensidad- de las especias con que suelen condimentar los platos. Los currys son muy sabrosos y vale la pena probarlos (importante: los diferentes colores indican el grado de picor). El Masaman Curry o Yellow Curry con leche de coco son simplemente exquisitos.
Recomiendo probar Pad pa ruam mit -verduras fritas con salsa de ostras-, o Kaig múang -pollo con anacardos-, además de los clásicos como Pad thai o noodles fritos con vegetales. Y quienes gusten de buenas –y singulares- sopas, este es el lugar del mundo donde tomarlas. Acompañando, hay que pedir jugos naturales de frutas variadas (muchas imposibles de encontrar por estas latitudes).
Pero Tailandia también es muy popular no solo por estos platos tradicionales, sino por sus restaurantes vegetarianos y veganos de excelente calidad. Los mejores están al inicio de la Khao San Road, en la calle detrás de Burger King o la oficina de Air Asia. Todos sirven platos muy elaborados con ingredientes naturales.
Todo el sistema de transporte es una aventura y es parte de lo interesante de vivir en Bangkok. El mejor medio para trasladarse es el Skytrain, el metro aéreo, que va por rieles elevados. También es cómodo trasladarse en el metro subterráneo, taxi, bus o el tuk tuk, la moto de tres ruedas clásica de la ciudad, con capacidad para cuatro personas.
Quizás hasta más llamativos que el tren aéreo son los barcos que recorren el río Chrao Phraya y los barquitos-taxi que navegan los canales interiores de la ciudad (por lo cual antiguamente se la llamaba “la Venecia del Este”). Uno de los canales más lindos para recorrer, con parada de barco-taxi, está en Khao San Road, cerca del Monumento para la Democracia.
Todos los transportes llevan fácilmente a Khao San Road, y desde allí para trasladarse al aeropuerto hay vans cómodas y económicas. Algo importante: hay que tomar en cuenta el tráfico y partir alrededor de tres horas antes de la hora prevista para estar en el aeropuerto.
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