Asia / China

China milenaria: un viaje a las raíces orientales

Tres maletas. Dos días. Un destino. Más de veinte mil kilómetros de distancia. La aventura de mi vida. Y es que China supone un enorme desafío: conocerla a fondo. Y no es cuestión de tener tiempo, ni ganas, ni mucho menos. Es cuestión de entender que hay lugares en el mundo que son sencillamente inabarcables. Arriesgo a decir que probablemente ni el mismísimo locatario la conoce a fondo. Por eso, porque la República Popular China es inmensa, lo mejor es organizar la estadía de forma tal que la podamos aprovechar al máximo y exprimir cada minuto para guardar los mejores recuerdos.

China fue tierra de múltiples imperios, territorio de varias dinastías, sitio de algunas rebeliones, hasta que en siglo XX se declaró República Popular. Al día de hoy, es el país más poblado del mundo: lo habitan más de mil trescientos millones de personas. También es el tercero más grande, con una superficie aproximada de 9,6 millones de km². Su historia y civilización, ambas milenarias, lo convierten en un destino repleto de rincones con antecedentes, llenos de magia y leyenda a cuya riqueza hay que añadirle un lado megadesarrollado que lo hace casi que superpotencia del mundo. 

 

¿Barreras? ¿Quién dijo barreras?

Primer miedo: idioma y cultura completamente diferentes a los nuestros. Está claro que la mayoría de nosotros no conocemos bien el chino (en cualquiera de sus formas), pero también eso no puede ser la barrera que nos impida conocer un lugar tan atractivo desde tantos puntos de vista.

Podemos llevar frases escritas en un papel e ir mostrándolas cuando sea necesario, podemos aprendernos de memoria algunas frases hechas para sortear problemas, o podemos llevar un pequeño diccionario que nos auxilie en momentos puntuales. Esto nos ayudará a movernos por la ciudad, a elegir qué comer y ese tipo de cuestiones que son fundamentales a la hora de relacionarnos con la población china (que no sabe nuestro idioma y que con suerte conoce el inglés). Incluso existen aplicaciones como Pleco, de mucha utilidad para traducir palabras en el momento exacto en que las necesitamos.

Segundo miedo: la comida. Además del idioma, nuestros hábitos alimenticios distan mucho de los suyos, incluso aunque varias veces hayamos probado acá la comida china. Quizá más de uno sea valiente y se anime con las preparaciones más estrambóticas, pero siempre podemos llevarnos sorpresas (y no precisamente gratas).

A lo largo de su historia, los chinos han desarrollado una gastronomía tan variada que resulta impresionante. El alimento básico es el arroz y la carne más consumida es el cerdo. Hasta aquí todo normal, pero también ofrecen comidas como sopa de aleta de tiburón, helado frito, patas de pato, gusanos fritos, entre otras especialidades sumamente extrañas.


China siempre en movimiento

 

¿A dónde ir?

Ahora bien, ¿qué puntos visitar en una estadía de dos días? Lo mejor es concentrarla en Pekín, su capital. Mi sugerencia es visitar la Ciudad Prohibida, el Palacio de Verano y el Templo del Cielo en un día, y recorrer la Gran Muralla China al segundo día.

 

- Visita a la Ciudad Prohibida: un descubrimiento enriquecedor, parte I.

La Ciudad Prohibida fue en un principio el palacio imperial desde el que gobernaron los veintitantos emperadores chinos, sitio que durante más de 500 años fue de reserva exclusiva para la corte y sus súbditos. Se ubica en el centro de Pekín, al norte de la famosa Plaza Tiananmén, y su arquitectura es tan impresionante que se ha convertido en el lugar más visitado de la capital china. Eso sí, es un sitio muy extenso, así que lo mejor es organizar bien la visita para poder sacarle el mayor provecho.

El complejo fue construido en la primera década del 1.400 y hoy por hoy es Patrimonio de la Humanidad y administrado por el Museo del Palacio. A la vista es impresionante: está rodeado por una muralla de casi ocho metros y por una fosa de agua que te permite imaginar lo que fue en su momento: enormes murallas defensivas. Dentro podemos recorrer patios enormes, muchos pabellones en los que se celebraron ceremonias del emperador, y varias estancias con jardines sumamente cuidados.

También podemos visitar el Museo del Palacio, que tiene una colección de más de un millón de obras de arte, incluidas cerámicas, pinturas, inscripciones, objetos y documentos de la corte, todo de un valor incalculable. De la Ciudad Prohibida, sin dudas, se vuelve de una manera muy especial: con una riqueza cultural increíble.


Una clásica postal de la Ciudad Prohibida

 

- Recorrida al Palacio de Verano: disfrute al aire libre.

Muy cerca de la Ciudad Prohibida, a orillas del lago Kunming, se encuentra este parque inmenso, de casi 300 hectáreas. Al igual que con el palacio imperial, previo a visitar este recinto necesitamos organizar el tour para no perder el tiempo, porque hay mucho para ver: teatros, pagodas, residencias, muelles, y mucho jardín para disfrutar del aire libre.

Durante años este Palacio fue utilizado como jardín imperial y refugio de los calurosos veranos de la Ciudad Prohibida. Los mejores lugares para visitar son: la Torre de la fragancia de Buda, desde la que se obtiene una vista panorámica única, el Gran Corredor, que está formado por vigas de madera y muestra más de 14.000 pinturas de la historia china, y el Jardín de la Virtud y de la Armonía, que durante años se utilizó como teatro y en el que hoy se pueden ver algunas representaciones tradicionales.   

A la hora de organizar el viaje, es bueno tener en cuenta que durante los fines de semana el Palacio de Verano se llena de gente así que: u organicemos bien la visita, o evitemos ir durante el fin de semana.


Vista desde afuera del Palacio de Verano

 

- Paseo por el Templo del Cielo: un descubrimiento enriquecedor, parte II.

Una vez que ya paseamos por el palacio y el jardín imperial, es tiempo de rematar el primer día visitando uno de los mayores recintos sagrados de China, el lugar desde donde antiguamente el emperador realizaba sacrificios para agradecer al Cielo por las cosechas y los frutos obtenidos.

La superficie del Templo es de casi 300 hectáreas así que, como siempre, optimicemos el tiempo. Los lugares más recomendables para visitar son: el impresionante Altar Circular, el Salón de la Abstinencia (que es una pequeña reproducción de la Ciudad Prohibida), y el clásico Qi Nian Dian, templo de las rogativas por las buenas cosechas.

Si aún queda tiempo, podemos visitar el centro comercial Hongqiao Market que queda muy cerca del Templo del Cielo. Es un edificio enorme, con varias plantas, en el que se consigue de todo. Aquí el regateo es prácticamente la regla: con un poco de insistencia se pueden conseguir muy buenos precios.


Templo de Cielo, enorme e impresionante

 

- Caminata por la Gran Muralla China: un acercamiento a la historia.

La Gran Muralla China es tal vez el símbolo más representativo del país. El más turístico, el más popular y, muy probablemente, el más fotografiado. Es Patrimonio de la Humanidad y una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. En un viaje a China hay que conocerla, casi que de forma obligatoria.

Al día de hoy queda poco de la que entonces fue una enorme fortificación china que cumplía la función de proteger la frontera norte del imperio durante las sucesivas dinastías. Fue construida en el siglo V a.C. y muchas veces reconstruida. Mide más o menos unos 6 metros de alto, 4 de ancho y se calcula que entre ramificaciones y construcciones secundarias tiene un largo de más de veinte kilómetros. Atraviesa montañas, desiertos y llanuras, por lo que dependiendo de a dónde vayamos, vamos a conocer diferentes facetas de la Gran Muralla.

Podemos abordarla desde Badaling, a unos 80 kilómetros de Pekín, o desde Simatai, a unos 140 kilómetros de distancia. También podemos hacerlo desde Mutianyuo o desde Huanghua Cheng. Lo mejor es hacerlo desde Badaling porque es la zona más preparada para el turista (y por lo tanto la más concurrida), porque aunque Simatai es precioso, por ejemplo, no es un tramo apto para todo público. Lo mismo pasa con Huanghua Cheng.

Importante: llevar calzado y ropa cómoda.


La Gran Muralla China, o un pequeño pedacito

 

Si se tiene la posibilidad de alargar la estadía en Pekín otro par de días, lo mejor será recorrer el Mercado de la Seda, las Torres del Tambor y de la Campana, la Villa Olímpica, y unos cuantos etcéteras, porque tanto Pekín como China en general tienen muchísimo para ofrecer.

 

Consultá aquí el paquete que te puede llevar a China. 

 

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